22 de mayo de 2015

EL GUARDIÁN INVISIBLE


Título: El guardián invisible
Autor: Dolores Redondo
Año de publicación: 2013
Editorial: DESTINO

Sinopsis:


«Ainhoa Elizasu fue la segunda víctima del basajaun, aunque entonces la prensa todavía no lo llamaba así. Fue un poco más tarde cuando trascendió que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal.»


En los márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás.

La inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará devuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal al tiempo que convocar a los seres más inquietantes de las leyendas del Norte.

"El guardián invisible” es el primer libro perteneciente a la trilogía del Baztán, que se continúa con "Legado en los huesos" y "Ofrenda a la tormenta".


Reseña:


Estos últimos años hemos sido bombardeados con múltiples publicaciones de novela negra, desde la novela policíaca más tradicional a los espeluznantes casos que nos llegan desde los fríos países nórdicos. Como este género es uno de mis favoritos no me puedo quejar con este hecho, ya que hace que los autores tengan que reinventarse y crear escenarios nuevos y casos cada vez más intrigantes. Desde que empezara mi pasión por el género, muchas han sido las lecturas que se han ganado un hueco en mi mesita de noche. 

¿Y por qué me atraen tanto? Porque algo que busco en una historia es que me sorprenda y con este tipo de obras tienes la sorpresa casi garantizada. Y es que muy atrás quedan aquellas obras en las que, “sorprendentemente”, el mayordomo era el asesino, ahora sustituidas por intrigantes y misteriosas historias que te mantienen pegado al libro hasta el último punto y final. 

Por ello, aunque disfrute mucho, también suelo ser muy exigente con este género. Pero Dolores Redondo me enganchó no solo desde la primera frase, sino desde la primera cita que empleó para emprender este viaje: 

“Olvidar es un acto involuntario. Cuando más quieres dejar algo atrás, más te persigue.” William Jonas Barkley
Algo bueno se avecinaba.

Una de las cosas que creo imprescindible en una novela es una buena ambientación que te ayude a situar a sus personajes y a adentrarte en su historia. Para mí en la novela negra la localización no es sólo un simple escenario, sino que se convierte en un protagonista que tienes siempre presente, un halo que lo rodea todo y que intensifica el misterio. Y en este caso se nota que la autora tiene gran conocimiento sobre la zona porque con sus maravillosas descripciones del lugar nos introduce rápidamente en las profundidades del valle del Baztán.  

Otra de las cosas que me gusta de este tipo de novelas es encontrar algo de misticismo y fantasía. Ese punto lo da la escritora con la introducción del folclore de la zona y las figuras de la Mari y el basajaun, los guardianes de la natura. 

Con todo esto Dolores hace una perfecta mezcla entre lo oculto y la ciencia. Y es que no siempre todo depende de los hechos y las pruebas, también está el instinto. Ese instinto que enciende la bombillita en el detective a partir de algún hecho o frase en un principio irrelevante, pero que, finalmente, lleva a la resolución del caso. 

Mi única pega para con esta novela es la siguiente. Y es que había demasiado corte durante la investigación para conocer la historia de la inspectora Salazar. Esto hacía que desconectaras un poco y que la línea argumental fuera, en algunas ocasiones, un poco lenta. Sin embargo, también me ha gustado esa historia paralela que me ha ayudado a entender a los personajes y que seguramente me será de utilidad en las novelas que siguen a esta. La verdad es que el final te deja con la miel en los labios y con muchas ganas de empezar Legado en los huesos.

También me emociona saber que esta historia va a ser llevada a la gran pantalla por los creadores de grande producciones como la saga Millenium de Stieg Larsson o las series televisivas The Bridge y The Killing. Pero el éxito no sólo ha llegado a la autora, sino también a la localidad de Elizondo que está fomentando su turismo con rutas por el Baztán para que los más entusiastas puedan seguir los pasos de Amaia Salazar.

Dolores Redondo ya tiene en marcha su próximo proyecto, alejado de este. Sin embargo, no descarta regresar a las librerías con nuevas historias sobre nuestra inspectora navarra favorita. 



Calificación: 3/5



"Todos los bosques son poderosos, algunos son temibles por profundos, por misteriosos, otros por oscuros y siniestros. El bosque en el Baztán es hechizante, con una belleza serena y ancestral que evoca sin buscarlo su parte más humana, la parte más etérea e infantil, esa que cree en las maravillosas hadas..."

4 comentarios:

  1. Qué bien escribes, Laura. Consigues inspirar la intriga necesaria para desear adentrarse en el misterio...

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  2. Qué bien escribes, Laura. Consigues inspirar la intriga necesaria para desear adentrarse en el misterio...

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  3. Una estupenda entrada que me incita a apuntar en mi lista de autores de novela negra favoritos a Dolores Redondo. Es ya una lista extensa, pero no está cerrada. Algunos ya casi amigos, pues he acompañado a sus personajes en todas sus aventuras, Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva, Petra Delicado y Garzón de Alicia Giménez Bartlett, Carbalho de Manuel Vázquez Montalbán, Montalbano de Andrea Camilleri, Brunetti de Donna Leon, Philip Marlowe de Raymond Chandler, y otros que he visitado en alguna ocasión, John Verdon, Juan Madrid, Toni Hill, Dashiell Hammett o Asa Larsson, sin olvidarme al original y alternativo personaje sin nombre de las novelas de Eduardo Mendoza. Hay algunos que se mueven por Barcelona, otro aliciente para seguirlos en sus investigaciones. Y la mayoría de ellos, me comentan, suelen andar por la Barceloneta en un garito llamado Librería Negra y Criminal, no dejes de visitarlo, pues seguramente te lleves alguna sorpresa agradable.
    No sólo de novela negra vive el lector, pero sí ocupa un espacio importante. Y alguno de esos “héroes” ya les he puesto cara, pues han tenido su adaptación al cine o a la televisión. Un ejemplo es Marlowe o Sam Spade, lo imagino como Bogart con su gabardina y sombrero. Y otros que los he visto en la pequeña pantalla después de haber leído mucho sobre ellos, no los reconozco, pues mi imagen era muy distinta al actor que lo interpreta, ejemplo el Montalbano de Camilleri.
    No sé qué fue primero si mi interés por la novela negra o por el cine negro, da igual, los dos me han dado muchas alegrías y momento memorables. Te podría enumerar muchas películas de este género, pero me limitaré a algunas que creo no te defraudarán. El halcón Maltés (1941) de John Huston, Laura (1944) de Otto Preminguer, La mujer del cuadro (1944) y Los sobornados (1953) de Fritz Lang, El cartero siempre llama dos veces (1946) de Tay Garnett, Sed de mal (1958) de Orson Welles, El tercer hombre (1949) de Carol Redd, Extraños en un tren (1951) de Alfred Hitchcok, La noche del cazador (1955) de Charles Laughton. Todas ellas estupendas y me vienen a la memoria otras tantas tan buenas como esas, pero la lista se haría extensa y ya la iremos completando, sólo te apuntaré que le tengo un aprecio especial a Perdición (1944) de Billy Wilder, con guión del propio Wilder y Raymond Chandler, todo un lujo.
    Continuará…
    Nos vemos en el Bradbury.

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  4. “El sempiterno televisor encendido…” Frase que inicia el capítulo nº 37, página 326, del libro que nos ocupa o mejor que nos llena. En casa de tía Engrasi era habitual tener el televisor encendido siempre, era la normalidad, aunque no se estuviera viendo, sólo para sentir un acompañamiento irreal. Y de esas irrealidades también trata este libro, de esas sensaciones que a veces tenemos de estar acompañados, de sentir cosas inexplicables, de seres que nos rodean, que en ocasiones han usado las religiones para hablarnos de entes celestiales, o los engañabobos de nuestra época en sus programas televisivos.
    Pero al leer esa frase inicial del capítulo también me ha sugerido que si nosotros no hubiéramos apagado la televisión o la hubiéramos tenido encendida constantemente, quizás nunca hubiéramos llegado a la página 326 de ningún libro y nos habríamos perdido esas sensaciones, que no son seres intangibles como en el libro, sino reales, agradables y eufóricas en algunos momentos. Y eso quería puntualizarlo.
    Sidney Lumet dirigió en 1976 la laureada “Network (Un mundo implacable)”, una película que se desarrolla en el mundo de la televisión en Estados Unidos. En ella hay un personaje interpretado por Peter Finch que hace un papel parecido a un telepredicador y que durante su programa de máxima audiencia y en directo, en un momento que parece de locura, aunque yo creo que es de máxima lucidez, hace un discurso donde proclama algo parecido a lo siguiente:
    “La televisión no es la verdad, la tv es un maldito parque de atracciones, es un circo, un carnaval, … es una fábrica para matar el aburrimiento, …os contaremos toda la porquería que quieran oír, jugamos con ilusiones, nada es verdad, pero ustedes se quedan ahí sentados, días tras días, noche tras noche, sin distinción de edades, colores o credos, …somos lo único que conocen, empiezan a creer en las ilusiones que creamos aquí, empiezan a creer que la televisión es la realidad y que sus propias vidas son irreales. Hacen todo lo que les dice el televisor, visten según les dicen, comen según les aconseja, crían a sus hijos siguiendo sus normas, incluso piensan igual que él, esto es una locura en masa, son maniáticos, en nombre de Dios ustedes son seres reales, nosotros somos las ilusiones. Es mejor que apaguen sus aparatos de televisión…”
    Y termina con lo siguiente: “Estoy harto y no quiero seguir soportándolo”
    Ya sé que no he hablado del libro de Dolores Redondo, o seguramente he hablado entre líneas. Pero te diré que ya he empezado con el segundo “El legado de los huesos” y eso ya dice mucho.
    Por lo tanto apaguemos la televisión y “encendamos” un libro.
    La frase de la cabecera del blog quizás lo expresa mejor: “Cuando aprendas a leer serás libre para siempre”, palabras de Frederick Douglass, uno que de libertad entendía un montón.
    En estos días he estado leyendo la obra de teatro de Bertolt Brecht “Vida de Galileo” y he apuntado dos frases que creo te gustaran y pueden enlazar bien con lo antes comentado. “Pensar es uno de los mayores placeres del ser humano” y “La verdad es hija del tiempo y no de la autoridad”.
    Por cierto sabes que Eduardo Mendoza ha sacado la cuarta aventura del detective loco y sin nombre. El título de esta nueva novela es “El secreto de la modelo extraviada”. Lo dejaré para Navidad. Te he comentado en alguna ocasión que le pongo cara a este detective, y no es otra que la de José Sacristán, ya que fue él quien lo interpretó en la película “La cripta”, dirigida en 1981 por Cayetano del Real y basada en la primera novela de la saga, “El misterio de la cripta embrujada”.
    Seguramente siga comentando algo más de esta saga en una próxima entrada, ahora voy a tomarme un café con un txantxigorri o como nosotros la conocemos en nuestra “comarca” una torta de chicharrones. ¿Ves cómo en lo elemental no somos tan diferentes?

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